ABC 24-12-2010: Un gran banquete entre los pobres

La Iglesia pone en marcha infinidad de iniciativas para que la pobreza y la soledad no pesen el doble en Navidad

LAURA DANIELE
Día 24/12/2010
Jesús nació entre los pobres, porque para Él no había sitio en la posada. Esa imagen sencilla del Evangelio que la Iglesia recuerda durante la misa de Nochebuena es el motor que pone en movimiento la caridad. Con el inicio del Adviento, parroquias, asociaciones y pequeñas comunidades de fieles se ponen en marcha para ser como esos pastores que fueron los primeros en encontrar a Jesús en el pesebre. Dos mil años después, buscan a Cristo en los que sufren, en los que están solos, en los que como el Niño Jesús tampoco encuentran un lugar en nuestra sociedad.
Así lo vive la Comunidad de San Egidio. «Qué mejor que celebrar la Navidad con un gran banquete entre los pobres. Que nadie esté solo, que sea una auténtica fiesta para todos, y eso significa compartir con los últimos», comenta Tíscar Espigares, la promotora en Madrid de este movimiento que surgió en Italia en 1968, y que tiene como carisma la oración y el servicio a los más necesitados.
Cada 25 de diciembre, desde hace más de once años, la gran familia de San Egidio ensancha su mesa navideña para acoger a más de 800 personas que viven al raso en las calles de la ciudad. La comida tiene lugar, después de la celebración de la misa, en cuatro parroquias a la vez, ya que es imposible reunirlas a todas en un solo lugar.
El consomé, las carnes y los postres los preparan los propios fieles y voluntarios de San Egidio, a los que también se suman algunos restaurantes de las calles próximas a la plaza de Tirso de Molina, donde este movimiento tiene su sede. «Es la multiplicación de los panes y de los peces. Cada uno trae lo que puede. Algunos traen cinco raciones de sopa, otros diez. Luego, mezclamos todo en una gran olla y lo calentamos. Sabe a gloria bendita», comenta Tíscar, quien además de dedicar gran parte de su tiempo a esta labor caritativa trabaja como profesora de Ecología en la Universidad de Alcalá de Henares.
Con las puertas abiertas
Al final del banquete, cada persona, que ha sido invitada por su nombre, recibe «un regalo nuevo y útil». «Puede ser un jersey, un forro polar, una bolsa de dormir. Cada uno recibe lo que necesita», apunta Tíscar, para quien esta experiencia no hace más que descubrirle «la belleza de Dios». «Un año —recuerda con emoción— vino una persona que no había sido invitada. Después de comer, cuando llegó la hora de entregar los regalos, esta persona también recibió el suyo, que, como todos los demás, llevaba una etiqueta con su nombre. Tal fue su sorpresa que nos dijo: “Este regalo debe de ser de Dios, porque solo Dios conoce mi nombre”». Estos detalles permiten a Tíscar asegurar que la Navidad «no puede ser una fiesta individualista, de cada uno en casa con los suyos. La propia Iglesia la vive con las puertas abiertas. La Navidad es una fiesta cargada de sentido, tiene que servir para encontrarse con los demás, con los más pobres».
Este gesto de verdadera caridad cristiana no tiene una expresión única en este tiempo litúrgico. El resto del año, la Comunidad de San Egidio recorre dos veces a la semana las calles céntricas de la ciudad, donde se calcula que viven seis mil personas sin techo, para llevarles un plato de comida caliente y acompañarles un rato. Y es que sus necesidades no son solo materiales. «Nadie me mira a los ojos», es la frase que más repiten estas personas. Por eso, para Tíscar «la relación con los pobres tiene que ser personal. Al menos tengo que tener un pobre como amigo, darle la mano, un abrazo».
«Operación Kilo»
En el otro extremo de la ciudad, el padre Pedro, junto con un grupo de voluntarios de Cáritas, pone en marcha la «Operación Kilo», una iniciativa de recogida de comida y juguetes que no solo lleva adelante su parroquia, Concepción de Pueblo Nuevo, en el número 5 de la calle Arturo Soria, sino también otras muchas a lo largo de toda la ciudad. A ella se suma la tradicional campaña de recolección de regalos para personas mayores de Mensajeros de la Paz, y que luego distribuye entre las personas solas que pasan la Navidad en las residencias, centros de días u hospitales. Mercadillos, festivales benéficos y cientos de campañas solidarias van afinando estos días el corazón de muchos cristianos. Siguen buscando a Jesús entre los pobres, entre los que sufren, como los pastores hace dos mil años.

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