«Salvemos Alepo», llamamiento de Andrea Riccardi

La ciudad siria bajo asedio desde hace dos años está muriendo. Urge un corredor humanitario para ayudar a la población que está sufriendo. Y el fin de los combates

Publicado en «Vida Nueva» (en este enlace actualización de personalidades del mundo que se adhieren al llamamiento)
Hago un llamamiento por Alepo. Algo terrible está sucediendo pero todo el mundo lo ignora o lo observa con resignación. Hace dos años que se libran combates en Alepo. En julio de 2012 empezó la batalla en la ciudad más poblada de Siria. Aun así, sus dos millones de habitantes se han quedado en la ciudad preservando la milenaria convivencia entre musulmanes y cristianos. La ciudad está segmentada: la mayoría de los barrios están en manos lealistas, pero también hay zonas controladas por los rebeldes, a pesar de su retroceso tras la ocupación del verano de 2012. A su vez los rebeldes son hostigados por el suroeste por las fuerzas gubernamentales. La gente no puede salir de la ciudad, que está rodeada por una oposición formada, entre otros, por los fundamentalistas intransigentes y sanguinarios. Para los cristianos, salir de la zona gubernamental significa poner en peligro su vida.

Lo saben bien los dos obispos de Alepo, Gregorios Ibrahim y Paul Yazigi, secuestrados desde hace más de un año. Alepo es la tercera ciudad «cristiana» del mundo árabe, tras El Cairo y Beirut. En Alepo había 300 mil cristianos.

Muerte por todas partes.

La población sufre. La aviación de Assad ataca con misiles y bidones explosivos las zonas dominadas por los rebeldes; estos, a su vez, bombardean los otros barrios con morteros y cohetes artesanales. Hay hambre y faltan medicamentos. Los grupos yihadistas infligen una terrible extorsión cortando el agua a la ciudad. Es una guerra terrible y la muerte llega por todas partes. Excavando túneles hacen volar por los aires edificios «enemigos». ¿Cómo se puede sobrevivir? hay que poner fin de inmediato a una masacre que hace dos años que dura. Es necesaria una intervención internacional para liberar a Alepo del asedio. Para lograrlo todos los gobiernos involucrados deben mostrar su responsabilidad: desde Turquía, alineada con los rebeldes, hasta Rusia, con influencia sobre Assad. Salvar Alepo tiene más valor que afirmar una u otra parte sobre el terreno. Hay que abrir corredores humanitarios inmediatamente y hay que proporcionar provisiones a la población civil atrapada en la ciudad. Y luego hay que negociar a ultranza el fin de los combates. Sería oportuno enviar una fuerza de interposición de la ONU. Evidentemente, eso requeriría tiempo y colaboración por parte de Damasco. Mientras tanto, la gente de Alepo muere. Hay que imponer la paz en nombre de los que sufren. Una especie de “Alepo ciudad abierta”.

Andrea Riccardi

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