Guinea Conakry: emergencia ébola

La epidemia de ébola en África occidental está en plena expansión, desde el pasado marzo a hoy el número de contagios ha aumentado exponencialmente, con unos 7.000 casos y más de 3.000 muertos (más información).

Los países más afectados son la República de Guinea, Sierra Leone y Liberia, que presentan graves dificultades para contener la epidemia y que sufren, no solo por el número de enfermos y de muertes, sino también por el cierre de las escuelas, la prohibición de reunirse y las restricciones impuestas a los viajes y a los negocios que han provocado el aumento de precios de los productos de primera necesidad. También la Comunidad en Guinea, en Sierra Leone y en Liberia se ha visto afectada, con la muerte de algunos de sus miembros además de parientes y amigos. Es especialmente vulnerable el personal sanitario, entre el que a día de hoy han muerto 216 médicos y enfermeros, en países cuyos recursos humanos en sanidad presentan graves carencias.

En Guinea, en Conaky, Fassiá y Dubreká, en estos meses la actividad de los centros DREAM, que atienden a más de 3.000 personas, ha debido hacer frente a esta grave emergencia. Se han reforzado las medidas de prevención (lavarse las manos con agua clorada, guantes, mascarillas y otras protecciones para las extracciones y para el laboratorio de análisis…) para proteger tanto al personal como a los pacientes, y se ha llevado a cabo una acción capilar de seguimiento, especialmente de los pacientes que dejaban de acudir al centro. Al mismo tiempo ha empezado una importante campaña de educación sanitaria y de sensibilización sobre las vías de transmisión y sobre las medidas de prevención. De ese modo se quiere limitar el impacto de la epidemia de ébola sobre el estado de salud de personas que siguen el tratamiento contra el VIH, garantizándoles el mismo nivel de tratamiento que han recibido hasta el momento y protegiendo al personal y a los pacientes de manera adecuada; al mismo tiempo se colabora en la supervisión epidemiológica a través de un seguimiento de la población que sigue el tratamiento en los centros DREAM.

Por desgracia, la epidemia de ébola está modificando la vida y los sentimientos de las personas. En Conakry la gente ya no se saluda como antes. Las personas se evitan, no se dan la mano y tienen miedo incluso del aire que respiran. Muchos ya no se ponen camisas de manga corta y van más a pie que de costumbre. Pero hay que ir igualmente a trabajar, y los medios de transporte siguen siendo los mismos: los viejos taxis amarillos en los que van 3 personas delante y 4 detrás. Un niño acompañado por un asistente del orfanato en el que vive, de camino al centro DREAM tuvo dolor de barriga en el coche y vomitó. Todos huyeron lejos de él, dejándolo solo en el arcén, y nadie se le acercaba. Se convive con el miedo y al mismo tiempo se intenta continuar la vida.
Aunque la televisión –que con retraso ha empezado una martilleante campaña de prevención– no hable de taparse la cara y la nariz, muchos lo hacen. Frente a quioscos y pequeños bares hay agua clorada.
Y la gente ya no va a funerales o, antes de ir, pide información detallada sobre cómo ha muerto el familiar.
Se está pagando un precio muy alto en vidas humanas, pero también se muere por miedo, como demuestra el hecho de que nadie quiere entrar en un hospital: la puerta de entrada se ha convertido en la puerta del ébola y nadie quiere atravesarla. Muchos se quedan en casa y no se atreven a pedir ayuda a nadie, y de ese modo corren el riesgo de agravar patologías que son curables.

En este momento tan grave los centros DREAM son un punto de referencia para aquellos que tienen miedo, están confusos y no saben qué hacer. Los pacientes continúan respetando sus visitas. No dejan de tomar los fármacos y algunos han insistido en que les hagan extracciones a pesar de no tener visita programada, convencidos de que en el centro DREAM pueden diagnosticar también el virus del ébola. Aunque eso todavía no se puede hacer, sin duda encuentran con DREAM explicaciones correctas, una ayuda para gestionar lo mejor posible su vida en familia y en el trabajo, sabiendo que no queremos perder a nadie ni dejar solo a nadie en caso de infección.

La sensación es que muchos de ellos han vivido, a causa del sida, un camino de resiliencia de la enfermedad a una vida nueva: eso ayuda a hacer frente a este desafío, sin buscar cabezas de turco a los que acusar por la difusión de la infección y a no creer en promesas de tratamientos inexistentes. Algunas personas se han curado del ébola y estas curaciones ofrecen esperanza y pueden ayudar a otros a no esconderse y a pedir que les apliquen el tratamiento.

El 7 de agosto la OMS declaró que la actual epidemia de ébola constituye una emergencia de sanidad pública de interés internacional y desde entonces los Estados y los Organismos Internacionales se han movilizado para sostener y coordinar la respuesta, que se presente muy compleja. Se trata de prevenir el contagio en los ámbitos sanitarios y no sanitarios, de limitar la libertad de desplazamiento desde las áreas más afectadas, de diagnosticar la enfermedad, de ingresar a las personas enfermas, de buscar a todas las personas con las que han tenido contacto y de gestionar los funerales y los entierros de manera que no se difunda el contagio. Las camas en hospitales para enfermos de ébola son totalmente insuficientes, e incluso quien está afectado por otras enfermedades tiene dificultades para que le traten.

En ese sentido, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas ha realizado un censo de las organizaciones que colaboran en la respuesta a la epidemia de ébola en Guinea. La Comunidad de Sant’Egidio, con el programa DREAM ha sido incluida en los sectores de comunicación y movilización social y en el de vigilancia epidemiológica, en 3 prefecturas de Guinea (contactos) DREAM, pues, se ocupará de llevar a cabo un seguimiento de los enfermos con VIH y de sus familias, de informar a la población y de monitorizar también en casa a las personas que han tenido contacto con un enfermo de ébola, o las que presenten síntomas de la enfermedad, pero que no están ingresadas. Para estas actividades se utilizará al personal y los recursos técnico-organizativos que el programa ha activado ya en Guinea.

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