Sant’Egidio se une en todo el mundo al llamamiento del Papa este próximo sábado por la paz en Siria

La Comunidad de Sant’Egidio en todo el mundo se une al llamamiento del Papa para rezar por la paz en Siria uniéndose a los actos organizados en cada diócesis y organizando vigilias de oración.

A continuación reproducimos el mensaje de Andrea Riccardi, fundador de Sant’Egidio, dirigido a los líderes del G-20 y entregado a los embajadores de estos países en Roma.

Roma, Sant’Egidio, 3 de septiembre de 2013

 

Excelencia,

la guerra que de Siria interroga dramáticamente a la comunidad internacional. Con más de 100.000 muertos, 4 millones de desplazados internos y 2 de refugiados, representa un drama humanitario y político que amenaza la estabilidad de todo Oriente Medio y más allá.

Le dirigimos a Usted un apremiante llamamiento para que se salga de una situación de impasse ante la prolongación de esta trágica situación. No se puede esperar más. Cuanto más dura esta situación de conflicto, más se consume la esperanza de paz. Hay que encontrar rápido el camino de una negociación razonable. Las soluciones no son simples. Siria es un mosaico único y frágil de compenetración entre minorías religiosas y étnicas. Está situada a las puertas de la antigua fractura medio-oriental, hecha de viejos conflictos y heridas todavía abiertas. La guerra amenaza con contagiar a toda la región y en especial con arrollar al Líbano. Por encima de los legítimos intereses internacionales y de los de la seguridad de los países vecinos, en Siria se entrecruzan aspectos delicados de lucha religiosa y de defensa de las minorías. De ahí resulta un escenario geopolítico complejo, aparentemente imposible de reducir a las configuraciones pensadas en las últimas décadas. Ante un conflicto tan mortal y geopolíticamente denso, la tentación de la impotencia o de los atajos militares es fuerte.

Como Comunidad de Sant’Egidio, armados con una larga experiencia de diálogo y compromiso en el trabajo por la paz, creemos que es necesario intervenir con decisión para empujar a todos los actores por el camino de la solución negociada. Incluso ante un desastre de semejantes proporciones, siempre es posible hacer algo. Hay que defender el espacio de cohabitación que -para lo bueno y lo malo- existía en la zona. No son creíbles los expedientes que llevan a separar las diferentes entidades que forman hoy el país.

Desde el inicio de la crisis siria, las posiciones pacíficas y de diálogo han sido acalladas. En su lugar, por una y otra parte ha prevalecido el enfrentamiento armado. Pero es evidente que no existe una solución militar. Del enfrentamiento en curso no emergerá un vencedor, al tiempo que se radicalizarán cada vez más las diferentes posiciones. Será peor para todos y sobre todo para los sirios que sufren de forma indecible.

Se debe construir un consenso en la comunidad internacional: esta dispone hoy de la fuerza y la autoridad suficientes como para imponer un alto el fuego inmediato. Sólo una tregua podrá llevar a las partes a hablarse, tanto las sirias como sus respectivos aliados. Bien conscientes de la gravedad de la situación, a causa del exterminio de civiles inocentes y de la utilización de armas prohibidas, la Comunidad de Sant’Egidio, fuerte de la experiencia en numerosos conflictos e itinerarios de paz, siente el deber de reafirmar que nadie está en grado de vencer sobre el terreno. Añadir violencia a la violencia, de cualquiera de las partes, es una trampa incluso para las mejores intenciones. Afirmar que en Siria la solución es negociable, no expresa debilidad sino audacia política. Una solución política y no militar es la única que la Historia no reprochará a los gobernantes de hoy.

Dando un paso inteligente y generoso hacia la negociación, cada actor internacional mostrará su fuerza y credibilidad.

Pedimos que el G20 se exprese para que un pueblo rehén vuelva a encontrar su futuro, de forma que los sirios se hablen. Esa posibilidad hoy parece lejana. La intervención internacional debe reabrir el espacio del diálogo, es la única solución posible antes de que todos sean arrollados por una crisis peor. Hacemos un llamamiento a Usted para que estas razones se introduzcan con decisión en el orden del día de la próxima reunión del G20 en San Petersburgo.

Mientras comparto con Usted estas preocupaciones, reciba mi más elevada consideración

 

Prof. Andrea Riccardi

Fundador de la Comunidad de Sant’Egidio

 

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