Sant’Egidio cumple 55 años de opción por los pobres, oración y construcción de paz

El 7 de febrero de 1968 un jovencísimo Andrea Riccardi y sus compañeros del Liceo Virgilio de Roma se reunían por primera vez en torno a una idea: el Evangelio puede encarnarse, hacerse vida a partir de los pobres y de quienes más sufren. Era un tiempo posconciliar, en el que la Iglesia y la sociedad soñaban con cambiar el mundo, años en los que renacía en ferviente deseo de paz en plena Guerra Fría, tiempos de una juventud audaz que tomaba consciencia de su papel en el mundo.

Estos jóvenes del 68 empezaron dando clases a los niños de las chabolas de la periferia de Roma en las que por ese entonces se llamaron las «Escuelas Populares», hoy conocidas como «Escuelas de la Paz», presentes en muchas ciudades del mundo, también en Madrid.

Del amor por los pobres y el Evangelio nace la Comunidad de Sant’Egidio, que 55 años después de aquella primera reunión de febrero del 68 es hoy una realidad presente en más de 70 países en la que participan más de 70 mil personas en Europa, Asia, África y América. Una familia de comunidades unidas por un mismo espíritu que podría resumirse en tres palabras: oración, pobres y paz.

La primera obra de la Comunidad es la oración, una oración basada en la escucha de la Palabra de Dios que acompaña y orienta su vida. En Roma y en todo el mundo la oración de la Comunidad es también un lugar de encuentro y de acogida para quien quiere escuchar la Palabra de Dios e invocar al Señor.

Los pobres son los hermanos y los amigos de la Comunidad. La amistad con los necesitados –ancianos, personas sin hogar, migrantes, personas con discapacidad, presos, niños de la calle y de las periferias– es un rasgo distintivo de la vida de quienes participan en Sant’Egidio en los distintos continentes.

Precisamente a partir del trabajo en las periferias del mundo, hemos comprendido que la guerra es la madre de todas las pobrezas y que la violencia y la división destruye futuro, porque siempre deja al mundo peor de lo que estaba. Por eso la paz es un bien precioso que hay que proteger, allí donde más está amenazada.

Para Sant’Egidio trabajar por la paz es una responsabilidad de los cristianos, forma parte de un servicio más amplio en favor de la reconciliación y la fraternidad que se concreta, entre otros, en el trabajo ecuménico y en el diálogo interreligioso según el “espíritu de Asís”.

Más de cinco décadas después, aprendemos del camino recorrido, pero con una visión de futuro que renueva el compromiso de dar respuestas evangélicas que estén a la altura de los tiempos que nos toca vivir.

En comunión con todas las Comunidades de Sant’Egidio en el mundo, nos unimos a la Eucaristía que se celebrará el próximo jueves 9 de febrero a las 18.30 en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, la cual será presidida por el cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y Presidente de la Conferencia Episcopal de Italia

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